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miércoles, 2 de mayo de 2012

Encalomado patriótico, dos tijeras...

Es que no pué sé, asín no... Me propongo encalomarme dos españolas por cada americana, (películas, se entiende) que una tiene la vena patriótica subida y casi me pongo la minifalda pa ir a los toros... Pero es que no hay color. Ya lo sé, ni presupuesto.
The Pelayos, bueno, bien. Toca Los vengadores... Pa qué... Cuando se le pone a los yankis en el mismísimo forro de la armonía hacer algo en condiciones... En fin. Era impepinable.
En plena crisis, queriendo escapar de la realidad merkeliana, mitad octava dimensión mitad pesadilla de Stephen King, intentando esquivar el agujero cósmico implosivo que nos ha estampao entre oreja y oreja Rajoy y sus tijeras, no se me ocurre otra cosa que meterme a ver Los vengadores. Tié cogollos la maniobra..., sabiendo que me gusta más un efecto especial que un recorte sin aplicar. Un buen argumento que un 5 jotas y unos guionistas salaos que un finde kempinskiano (quería decir en el Prado...). Si me enseñé a leer con el cómic de La patrulla X (X-men pa los amigos)...
Así mi propósito de enmienda patriótica se queda en patriopatatera.
Y pa colmo me despierto en la misma 8ª dimensión.
En fin, mardita sea toíta la casta del que ha dejado que la salchicha alemana que domina el mundo de los chorizos le abduzcan desde Raticulí, chiun, chiun, ¿tanterao Carloesú?, esa neurona kartofen que la dao Dios... Del sastrecillo valiente con tijeras nuevas que ha tenido los santísimos de hacerle un traje a medida al pueblo soberano, ahí lo llevas. ¿No queríais/queríamos Rajoy? Con dos tijeras. Toma catite y olé.
De la Soraya que no le dice de una puñetera vez al maestro liendre: Que no, jomío, que lo tuyo no es la costura. Te voy a regalá un palustre y un saco cemento (Botín fijo que le puede prestar del que usó para maquearse la cara) y se dedícate a levantar el país.
Que me han dicho que paletas pa enseñarle a doblar el lomo es posible que encontremos behind de musgo.... En fin, probaremos con Grupo-7, que Antonio de la Torre siempre merece la pena. Más que eso.