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viernes, 10 de octubre de 2008

Crisis: la oportunidad del cobarde

Sálvese quien pueda…

Mira que ya me habían dicho que vendría una crisis fondona, okupa y deslenguada —disfrazada de Condoliza Risas—, que haría las delicias de los hipotecados y los orgasmos de los mileuristas. Me lo habían repetido hasta partirse la cuerdecilla que unía mis orejas y caérseme al suelo el tinglao auditivo. Pero suele ocurrir que hasta que no llega el lobo y te clava los colmillos en el culo no te enteras de que hace rato que tenías que haberte puesto a buen recaudo.

Los que no se han debido de enterar son esos directivos de la AIG (casi pero no, Asociación de Imbéciles y Gilipollas, no, la American International Group), los muy tunantes (si alguien me va a denunciar por insultar en realidad quise decir tuneados) se han ido una semana de vacaciones y se han gastado casi medio millón de dólares después de haber tenido que acudir el dinero público, con leotardos y capa, al rescate… 150.000 en comida ¿25 millones de pesetas en una semana para zampar bollos? Por Dios Santo y Bendito y san Créspulo de la Bellota... ¿Ande vamos a llegar? Es que mira que es injusto… Porque tendrían que reponerse del estrés, seguro… A mí se me ocurren dos o tres mil formas de quitarle el estrés al equipo directivo con un euro, ¿alguien manda propuestas?

INCISO para enviar mensaje:
Adiós Lois, los que te usamos porque eras más barato que Levis, se despiden. Los que te usamos porque eras marca de la tierra española, también.

La cuestión es que hay más de uno y más de dos, de diversa índole y categoría, que está usando la crisis como excusa para recortar presupuesto, porque no me creo yo que la crisis afecte lo mismo a una inmobiliaria o un albañil que a una empresa de telecomunicaciones, que la línea de teléfono no se la quita nadie o muy pocos, y no es lo mismo «perder» que «no crecer» en la medida que se esperaba…