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miércoles, 22 de junio de 2011

Ñu del Serengueti, esa lata de atún guerrillera.

Si es que es verdad, el ñu es esa lata de atún con patas y pelos que todo depredador que se precie tiene previsto echarle al estómago antes o después: leopardos, leones, guepardos, hienas, cocodrilos, chacales, chimpancés —sí, sí, muy simpáticos pero se comen las crías de jabalís y, oh là là, ñus—. Hombre, que para eso hay un señor cultivador de latas de atún que planta más de un millón de comida envasada patipeluda y la va dejando llanura parriba pradera pabajo, Serengueti parriba, Masai Mara pabajo... O eso dice la 2.
Y eso es un ciudadano: un ñu, una lata de atún. Muy útil para salir de un aprieto, entre pan, en la ensalada, para unos espaguetis, con tomate, en la pizza…, al fin y al cabo en la dieta de los que mueven el cotarro económico.
Pero se olvidan de que cuando los ñus se ponen de acuerdo arrasan con todo lo que se les ponga por delante, incluyendo cocodrilos o la madre que parió a esos bolsos y zapatos zampabollosdeatún. Incluso cuando algún ñu en solitario le planta cara, bien plantá, a lo que se ha asumido como su destino inexorable da una gran lección al resto de la manada venciendo contra todo pronóstico. Supongo que lo consiguen porque no sabían que era imposible.
Ya que somos atún, no nos atocinemos, que si no nos comen unos nos comerán los otros.