miércoles, 23 de julio de 2025

HUMANIDAD, NATURA

Gracias por irte sin apagar la luz,

dejaste el fuego, el humo y la cruz.

Gracias por huir sin mirar atrás,

Florezco mejor en tu soledad.


Inventaste dioses y guerras,

mercados, banderas y sed.

Y en nombre del amor al dinero

me olvidaste, tal vez sin querer.


La vida suspira con menos motor,

pero el bosque sonríe sin tu dolor.

Pintaste el cielo con fábricas grises,

le arrancaste el alma al coral.

Te disfrazaste de ciencia y progreso,

pero solo sabías comprar.


Gracias por irte sin pedir perdón,

dejaste tu ruido en cada rincón.

Gracias por huir sin comprender,

que eras tú quien debía renacer.


Y si un día vuelves, que sea sin prisa,

sin oro en los dedos, sin falsa sonrisa.

Camina descalza, sin mapa, sin meta,

sin nombre en la boca ni marca en la chaqueta.

Llega pequeña, sin títulos, mansa,

sin más equipaje que una esperanza.

Tal vez entonces, sin rabia ni herida,

yo pueda llamarte de nuevo… mi hija.